miércoles, 27 de abril de 2011

SOFA AZUL





El recuerdo de Helena aun seguía en la memoria de Ricardo, como un espacio en blanco que aunque vacio era llenado por su ausencia. La recordaba desnuda en aquel sofá azul que tantas veces la había esperado que tantas noches la hubiera amado.

Era costumbre para Ricardo acercarse y cubrirla con alguna cubierta que pudiera dar calor a su cuerpo titilante de el frio encarecedor de la noche, el frio de una ciudad como new york.

La conocían, todo el mundo la conocía algunos por “Helenita” y los más cercanos a ella como “Lupita” por su inmensa devoción a la virgen de Guadalupe era una latina que había llegado a Estados Unidos con su familia como emigrante hace muchos años desde la ciudad de México. Su padre era un contrabandista el cual desde muy joven le había aprendido el negocio de la familia; su madre Doña Rosario también realizaba algunos negocios poco legales en compañía de el padre de Helena.

Era Helena bella; de tés blanca con un sabor moreno, con ojos claros y profundos, de pelo castaño y liso que caía hasta su cintura y le bailaba en la espalda cada vez que ella movía las caderas con su sabor latino, alegre; aunque ocasiones pensativa y callada como si algo le estuviese comiendo el alma y los ojos se le aguaran pero siempre acompañados de un leve tartamudeo que se enredaba entre una sonrisa dibujada en sus labios casi forzadamente para fingir que todo estaba normal…

Así la describe Ricardo en algunos de sus apuntes, Ricardo es un joven Doctor que ha venido hacer sus practicas le falta poco menos de seis meses para recibir su titulo como medico, un joven soñador y dinámico de corazón noble y grande.

Hace un poco mas de tres meses conoce a Helena es una de sus pacientes, Helena o “Lupita” aunque bella acostumbra drogarse y algunas veces se le va la mano en sus dosis ha estado mas de cuatro veces al filo de dejarnos a todos sin su presencia, o algunas otras tan solo llega en altas horas de la noche y mientras se acerca al sofá se va despojando de su ropa hasta llegar a el como todas las noches y quedar profundamente dormida.

Algunas veces Ricardo la ha escuchado llorando, en sollozos con sus rodillas dobladas y sus manos suplicantes y su virgencita de Guadalupe que lleva colgada al cuello, le pide a su virgencita apretujada entre sus manos que le quite ese dolor que lleva en el alma, que tenga misericordia y que mejor se la lleve a vivir con ella, que la vida es mas fácil en cielo, luego de esto pronuncia algunos ¡ave maría! Y duerme. Helena mantiene mas tiempo dormida que despierta ya que el tratamiento que se le suministra para evitar su adicción es muy fuerte.

Ricardo entra a su cuarto y aunque a ella le gusta su hermoso sofá azul, él debe cargarla hasta la camilla, esto hace todas las noches lo que para él ya es un ritual, Helena se aferra a el con sus delgados brazos y sus ojos en ocasiones parecen abrirse y mirar fijamente a Ricardo y luego de la nada vuelve a quedar dormida aferrada como a la vida a su cadenita de Guadalupe.

Eran pocas las ocasiones en la que Helena y Ricardo pudiesen hablar, pero para Ricardo cada noche bastaba para sentir que habia descubierto a la mujer de su vida, solo que era un poco cobarde para decirle a Helena todo aquello que sentia; ademas sentia que no era momento quizas ella no lo amaria tanto como ricardo lo hacia. Mientras ricardo pensaba esto una de las enfermeras irrumpio en el cuarto Doctor dijo: -¡Estos son los examenes de Helena! No hay buenas noticias.

Ricardo descubre al mirarlos que Helena o para el su “lupita” no soportaría el tratamiento, la droga que ella había consumido durante tanto tiempo había destruido su sistema inmunológico su cuerpo ya no tenia defensas ni para el ni para soportar los medicamentos.

Ricardo toma los exámenes médicos y desconcertado decide salir a caminar y dejar su turno; ¡no quiero que se vaya! Es lo único que hace eco en su cabeza ¿Por qué ella? ¡Mi lupita!

Al caminar encuentra una pequeña capilla abierta, Ricardo en medio de su desconsuelo y en lo extraño de este suceso y de este milagro que es encontrar un lugar que pueda darte paz a las 2:00 am entra a ella y lo primero que sus ojos ven es la imagen de la virgen de Guadalupe allí encima de una repisa.

¡Guadalupe! Dice Ricardo en medio de un nudo en la garganta-¡no dejes que mi Lupita se vaya! Sabes que la amo y que ella también te ama; el sonido de su teléfono celular irrumpió tan sincera plegaria era patricia la enfermera de turno era sobre Helena…Se esta muriendo

Ricardo trata de asimilar su idea en la cabeza mientras toma el primer taxi que pasa por allí; al llegar encuentra a Helena grave sus ojos se esconden detrás de sus pupilas, sus manos están frías, su respiración es muy lenta al parecer lo que tanto había temido estaba ahí frente ha Ricardo la muerte parecía cantar una melodía silenciosa mientras Ricardo trataba de apagarla aplicando todo aquello que había aprendido y mientras que inútilmente la llamaba ¡Lupita! ¡Lupita! ¡Quédate! ¡No me dejes solo! Sus parpados dieron un viso de luz en medio de un aparente sus piro de vida, la mano de lupita se entrelazo con la de Ricardo y una lagrima broto de los ojos de lupita u con un pequeño apretón lupita soltó la mano de Ricardo dejando en ella la cadenita de la virgen de Guadalupe.

-Ha muerto; dijo patricia la enfermera mientras que colocaban una sabana blanca sobre su cuerpo, aquella silueta que tantas noche había enamorado Ricardo hoy era cubierta por la fría mascara de la muerte.

Ricardo agarraba la cadena con una mezcla de rabia y un profundo dolor sin embargo algo llamo su atención detrás de la imagen de Guadalupe había una imagen de Ricardo…Ricardo se desplomo en el suelo lamentaba lo cobarde que había sido, deseaba haberle dicho cuanto la amaba y cuanto la quería.

Desde entonces Ricardo se sienta todas las noches en aquel sofá, donde deja una rosa blanca esperando que un día su lupita regrese a dormir en aquel sofá azul.


miércoles, 13 de abril de 2011

¿Cuando fue?

Hace cuanto tiempo estas aquí que a un no te conozco, hace cuanto tiempo me conoces; cuando fue que mi nada se disolvió en ti para querer ser todo…Para poder encontrarme con lo fugaz de mi existencia para poder hallarme y descubrir que entre tu yo hay un abismo por lo eterno de ti y lo humano de mi ser que me aleja de lo dulce de tu amor y lo egoísta del mío… ¿Cuándo fue? ¿Cómo llegamos a este lugar?

Si pudiera responder con certeza estas preguntas quizás no estaría aquí lo mas seguro es que hubiese desertado en el camino que las fuerzas se me hubieran agotado, que la razón me hubiese jugado una mala pasada que el corazón se despojara en las manos del dolor de lo escalofriante de su ser…Pero no….No ha sido así sigues ahí como una esperanza o como luz nose que eres…Pero estas ahí…En los gritos mas desesperanzadores de mi alma, en el cielo de asfalto, en cada lagrima de mis días tristes de mis sueños rotos de mis frustraciones mas profundas de este amor mentiroso que pretende engañarte.

¿Cuándo fue? Hoy me pregunto unas ves mas y aun sigues ahí como el sueño mas claro, como la única certeza como lo único que mi mente no ha logrado comprender por lo insondable de su presencia por lo incapaz de mis pensamientos ante los tuyos como la medicina a mis días enfermos y cansados…Dios estas ahí….Como negar tu lugar aquí, has estado siempre lo entiendes todo mientras que yo no entiendo nada de lo que hagas sientas o piensas.


Me siento impotente al no comprender lo insondables de tus pensamientos al tu estar siempre en mis luchas y no poder estar en la tuyas en tu eterno estar conmigo y en mi titilante y débil estar…Sabes que desearía estar siempre; lo sabes bien, que se me consume el alma cuando me siento distante de ti y mas cerca de lo que no es nada sin tu presencia. Me haces falta en esta vida en este viaje sin retorno en este largo camino donde la muerte es la única que espera en el paradero…Dios no quiero llegar allí sin ti, no quiero continuar el otro camino sin saber que también estarás ahí para acogerme…Sin ti nada de esto valdría la pena...sin ti no tendría sentido llegar a la cima…

Sabes que estoy cansada que en ocasiones me cuesta respirar mi propio aire y que eres tu quien me da el aire para continuar, que eres tu quien pone lo que me hace falta todos días para seguir, en ocasiones miro atrás no para retroceder sino para preguntarme ¿Cuándo fue? Que todo esto empezó ¿Cuándo fue? Que empecé a caminar ¿Cuánto he caminado? Y ¿Cuánto me hace falta? Y para mi sorpresa fue desde el mismo día en que dije “aquí estoy”.



Dios “aquí estoy” de nuevo otra ves como hace ya ocho años cuando te conocí, cuando comprendí que tu habías caminado siempre conmigo pero que ahora era tiempo de conocerte…Sigo Dios quiero seguir…No se que pase, no se adonde habremos de llegar pero quiero continuar con la certeza de quien me espera en la cima…





Eres tú.