Hace
unos días, mientras navegaba por las aguas de este mundo bloggero, encontré
estas palabras: “Señor tu lo sabes todo,
sabes que te amo” palabras cargadas de una infinita transparencia pero al
mismo tiempo de tanta humanidad. Esta expresión no solo logro resumir las preguntas mas inquietantes y profundas de
mi ser, sino que también fue la respuesta mas natural y terrenal de quien
quiere entregarlo todo, pero es incapaz de hacerlo; de quien pretende conocerlo
todo y al final no saber nada. Esta fue la respuesta de Pedro, ante las
insistentes preguntas de Jesús ¿Quién
podría conocer mejor el corazón de Pedro? Si no el mismo hijo de Dios ¿Por qué
preguntar? ¿Para que lo hace? ¿Acaso
duda de mi fidelidad y amor? Es muy
probable que esto hiciera eco en Pedro mientras respondía y es seguro que Jesús
ya conocía su respuesta: ¡Sabes que te amo!
Simon
Pedro! Simon Pedro! No es casualidad el tenerte aquí de nuevo como espejo de mí
ser, como lo más semejante a mi humanidad. Un hombre impulsivo, optimista, orador,
elocuente, teatral, un hombre que quería saberlo todo, saber que era limitado y
tonto ante la sabiduría de Jesús, el mismo que salto al agua para caminar con
Jesús y Luego se hundió, el mismo que por su orgullo no quería que Jesús lavase
sus pies, el que piensa mas con la cabeza que con el corazón, el que esta
cargado de coraje pero al mismo tiempo de un profundo miedo, el que negó a Jesús
tres veces; aquel es pedro, aquel soy yo.
¿Que
coincidencia es esta? y más cuando le preguntas a Dios ¿Quién de tus hijos se
sintió igual que yo? Quien podría tener tanto miedo y sentirse tan cobarde. Son
muchas las veces en que en medio de las preguntas sin respuestas lo único que me ha quedado es un ¡te amo! No puedo responder nada mas, no tengo nada mas
que decir ante un: ¿hija me quieres?- Si te quiero, ¿hijas me amas?- si te amo.
Sabiendo que Dios quien conoce todo, también conoce la miseria la franqueza y
la sencillez de tal amor, solo puedo amarle con mi miseria. En medio de tantas
equivocaciones y cobardías solo digo “Señor tu lo sabes todo, sabes que te amo”
a pesar de mi debilidad. El gallo canto tres veces y entonces pedro recordó lo
que le había dicho Jesús:
Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliéndose fuera,
lloró amargamente. Mat. 26:34
Que
dolor tan profundo, al sentirse amado y luego traicionar tal amor, esta es la sensación permanente de mi
humanidad de mis propios errores y pecados. De aquello que es indigno ante la
figura del amor que no reprocha ni condena nada con enojo o cólera sino por el
contrario con el amor mismo. Creo que esto fue lo que hizo que Pedro se
convirtiera, reconociendo su “Te
amo” imperfecto en el espejo misericordioso de Cristo.
Le
dijo Jesús: —Apacienta mis ovejas”.
No puedo enumerar las veces en que yo misma le he
reprochado a Dios que ¡Yo no soy la que El busca! ¡Que hay mejores que yo! ¡Que
soy muy pecadora! Y sin embargo responde: Donde Abundo el pecado, sobreabundo la
gracia. Más
cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia. —Romanos 5:20.
Hoy me encuentro
aquí, no se si con mas preguntas o la respuesta que mi alma ya auguraba con
insistencia o la voz de Dios que sale al encuentro para confirmar lo que ha
gritos salia entre mi pecho. —Apacienta mis ovejas”. ¿Quién
soy yo para hacerlo? ¿Cómo hacerlo? Y Dios responde: Yo se que me amas, eso es
suficiente.
Solo basta amarle, con un amor cargado de defectos, miedo he inseguridad, pero tambien con la sinceridad y
sencillez de un corazón que sabe es limitado. Estoy segura que Pedro pensaría lo
mismo al escuchar estas palabras llenas de tanta responsabilidad, pero Dios
también conocía a Pedro y sin embargo lo escogió como embajador de su reino
aquí en la tierra.
Después de algunos siglos la imagen de Pedro ha sido
precedida en muchos hombres que han aceptado el llamado y la voz de Dios en
medio de todas sus imperfecciones. Que han permitido que la luz de Dios sea
conocida por medio de sus vidas, que se entregan en un acto de amor por que se
sintieron amados y llamados a cumplir lo que en una vida no se alcanza y es
¡hablar de Dios! Hoy ese llamado transciende a mi vida- Apacienta mis
ovejas”. Que
puedo responder ¡Que te amo! Que me conoces y que quiero darte el “si” en medio
de todas mi flaquezas ¡aquí estoy! Por que tu: “Señor tu lo sabes todo, sabes que te amo”
Nos pasamos la vida haciéndonos preguntas mientras las respuestas pululan a nuestro alrededor sin ser tenidas en cuenta.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.