Esta vez me siento cansada y
aunque se que no es eminente ni definitivo…me siento cansada. Cansada como muchas otras veces, solo que
esta vez el peso de aquello que llevo dentro me impide recobrar las fuerzas que tanto anhelo. No
me considero una mujer que se entrega con facilidad en los brazos del
agotamiento, por lo general siempre lucho con coraje, siempre creo que si
entrego un poco mas, solo un poco mas podré levantarme y vencerme a mi misma
aun cuando lo único que quisiera es rendirme, pero mi naturaleza no me deja, no
me permite si quiera dar un paso atrás o
titubear mi derrota ¡No puedo! Quizás es
lo que me genera mas frustración, el no rendirme y entregarlo todo hasta el
final…esa soy yo.
Siempre he procurado que ninguna
de mis crisis se noten o que la gente se percate de ellas o simplemente de que
algo me esta generando tristeza, desesperación, incertidumbre. Por el contrario
me muestro tranquila, serena, feliz, en calma aunque a decir verdad este
muriendo por dentro. No se si esto se trate de orgullo o si me creo la súper
heroína para llevar todo el peso de mis pensamiento y sentimientos, solo se que
he desde muy pequeña he acostumbrado a disciplinar mis emociones y
frustraciones a tener autodominio de mi ser. Siempre he asemejado mi formar de
sentir y pensar a la de un caballo salvaje aquel que no tiene quien lo
domine….pero la vida no es así, no puedes pasar por encima del otro, siempre
ahí reglas y debes aprender a seguirlas, debes aprender a comportarte ha
adiestrar lo que vives porque nadie tiene la culpa de lo que te pasa.
Y entonces huyo desesperada a mi
propia soledad, para encubarme en una burbuja, donde yo trato de racionalizar
mis propios conflictos, para colocar en una balanza aquello que es mejor, para
tomar el control y las riendas de mi misma, para que el dolor no me domine.
Durante estos momentos cuando lloro
desesperadamente como solo y Dios me ha visto suelo repetir cuatro palabras: LO
ASUMES, CORRIGES, APRENDE Y CONTINUA.
No se que tan dañino o benéfico
resulta esto, solo se que me recuerda
que no todo termina ahí, que siempre habrá forma de continuar. No es mi
costumbre contarle a otros lo que me pasa o abrir mi corazón con facilidad,
estoy habituada al papel de ayudadora de aconsejara, de terapeuta emocional;
así que las muchas veces en que he estado a punto del colapso prefiero
tragármelo como si te comieras un racimo de espinas para poder dar animo al
otro. Recuerdo que uno de los momentos más difíciles de estar caminar y la
profesión que he elegido fue el saber
que NADIE PUEDE ESCUCHARTE y no es que menosprecie sus palabras de apoyo o
aliento solo que cuando eliges asumir este rol
los consejos no son tan simples, siempre tienen un nivel de complejidad por que no solo debes aprender a llevar tu
peso sino el peso de los demás y siempre con amor….entregarlos a Dios con amor
para no sentirte tan cargada.
Desde ese día descubrí que cuando quieres servir al otro, escucharlo,
acompañarlo, formarlo y ayudarlo a llevar sus cargas debías privarte de algunas cosas COMO EL ESPERAR QUE
TE ESCUCHEN Y COMPARTIR TUS CARGAS CON EL OTRO fue un tiempo difícil, me costo
mucho adaptarme a mi nuevo papel a servir a pesar del cansancio ¡La obra de
Dios continua! No puede parar solo porque me sentí cansada. Y aunque tengo
claro esto de ayudarse los uno con los otros, Dios me ha enseñado a depender de
El totalmente, a saber con certeza que
El siempre escucha, que esta pendiente de mi y que es El quien siempre me
ESCUCHA, ACOMPAÑA Y FORMA. Que es en su propia soledad como en el huerto de
Getseman donde el me recuerda que esta conmigo, que no ESTAMOS SOLOS…
Desde entonces he aprendido a
caminar con El a estar con El, porque no tengo a nadie mas a quien acudir, solo
El tiene la dirección y la respuesta
solo El me puede dar descanso. Aprendí desde aquel momento a ver en el otro al
mismo JESUCRISTO a saber que quien habita allí en medio de nuestra
humanidad es El, como en el camino a
Emaus, solo que en muchas ocasiones no lo reconocemos.
Así que, a quien sirvo a pesar de
mi cansancio es al Señor a su figura que se hace realidad en nosotros. El
renueva mis fuerzas, solo que hoy me siento cansada pero no lo suficiente para rendirme, para renunciar a
su llamado, para no seguir caminando a su lado. Todo buen Padre disciplina a
sus hijos y yo no he sido la acepción, debo aprender a continuar…a pesar de todo y en medio de todo por que ¡LA
OBRA DE DIOS CONTINUA!
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