No sé cuánto tiempo he
gastado pensando en el futuro, en aquello que no conozco y que mi mente vanamente
araña; no podría enumerar la cantidad de noches en que mi almohada ha sido
el colador de esta mente turbia que no
descansa, que no encuentra pause; porque siempre corre de prisa, como si
pudiese ganarle al tiempo, al destino, a los designios de Dios que son
misteriosos he inescrutables…sin embargo, el pensamiento es terco e insistente
y mucho más cuando todo se sale del plan, cuando algunas certezas ahora se
salen de control.
Entonces, quieres reamarlo
todo de nuevo como un rompe cabezas que no encaja, donde todo es ilógico, donde
las preguntas sobran y las respuestas no bastan, algunas fichas sobran y otras
faltan…pero al final nada certero ni seguro, ninguna imagen que pueda
vislumbrar, nada que sea suficiente para el pensamiento y mucho menos para el corazón.
Todo se va…la vida se va
entre un pensamiento y otro, algunas teorías inconclusas, sueños inciertos,
pensamientos vagos que solo maltratan el alma y el espíritu que busca
insaciable libertad y descanso entre la multitud de pronósticos que se enredan
entre las cobijas y te impiden alcanzar la paz que tanto anhelas…
La noche solo trae un pensamiento veraz que dice “De nada sirve el afán y la ansiedad” nada de lo piense podrá cambiar, alterar o garantizar el futuro, nada…nada.
¿Cómo esperar? ¿Cómo detenerlo
todo? ¿Cómo estar seguro de aquello que se espera con tanto anhelo? ¿Cómo hacer
un alto el camino? ¿Cómo soltarlo todo?
Unas noches atrás estas preguntas asaltaban mi mente ¿Qué podría responder? Si parecía más una hoja de papel rayada, sin lugar para nada; sin embargo siempre habrá un espacio en blanco que se esconde entre los miles de trazos uno que silencioso dice: “Nunca duerme el que te guarda” Salmo 121. Que palabras más bellas, llenas de consolación y seguridad, cargadas de certeza, de aquella que me hace falta y me impide conciliar un sueño tranquilo y sereno.
Solo se que estas palabras
se deslizaron como bálsamo en mi corazón abatido y desesperado ¿Cómo dudar de
quien no es hombre para mentir? ¿Cómo poner en tela de juicio al Dios que
sujeta el viento con su mano? ¿Cómo no creerle? luego así como Elías un viento
suave entro a mi corazón con un: “Todo estará bien” me dio tranquilidad saber
que la fuente de quien venía tal respuesta era quien había estado en mi pasado,
presente y futuro…solo que
Pensaba en lo difícil que es
confiar en Dios, en lo inútil que es tratar de comprenderlo ¿Pero como no darle
razones al pensamiento? ¿Cómo callar la voz? Algunas cosas vienen a mi cabeza,
pero solo una me es suficiente y es confianza, una que trasciende mi mortalidad,
una que desarrolla el espíritu, una que no piensa en las horas, minutos, días,
sino una que sabe que Dios llega justo a tiempo y SIN PRISA. Que tonto es afanarme, cuando se que sin su compañía tropezare;
mientras él viene con calma y seguro trayendo mi vida en sus manos…ES TIEMPO DE CAMINAR A SU LADO; es el único
tiempo valido he infinito cargado de paz y bondad, ese que se ocupa de todo,
que lo sabe todo, que no duerme desde el día en que me creo hasta el día mi muerte
En este punto es, donde quisiera
saber cuánto tiempo les llevo a los grandes héroes de la palabra desarrollar
aquel tipo de fe que todo lo cree, que confía plenamente en aquel que los
guarda, en aquel que es capaz de vencer
y controlar todo con un soplo, con un movimiento de su dedo; imagino a Abraham pensando
¿Qué nombre le colocare a mi hijo? ¿Pero Sara es estéril? ¿Yo estoy viejo? O a Moisés
diciendo ¿Cómo carajos voy a liberar a su pueblo? Pero al final, lo único que
necesitaban, era CREERLE A EL, solo un poco de fe y confianza, tan solo eso los puso
dentro de los héroes de la fe, creo que también al igual que cada uno de
nosotros ellos tuvieron noches de insomnio, solo que ellos eligieron CREER Y DORMIR EN CALMA.
Toda una vida, eso tarda la
escuela de Dios, que camina sin prisa. Para El no existe el tiempo, solo hace lo correcto en el momento
justo, cuando sabe que es mejor para cada uno de nosotros y aun en medio de
nuestra torpeza y debilidad cuando queremos hacerlo todo a nuestro modo El
extiende su mano y su voz sobre nuestra vida…dándonos aquella paz que sobre
pasa todo nuestro entendimiento.
Muy buena entrada Catterine, es inspiradora. Me recordó a Eclesiastés, dentro de todo lo que enseña este libro está aquello de la ansiedad. Por cierto conducta que nos atrapa a raíz de la caída. Dios no tiene prisa, nosotros, hijos del Tal, tampoco. Deduzco que cuando me sorprendo ansioso, no estoy dejando que Dios pelee. (Israel) La prisa, cuidado, aquella que es dañina; no existe más luego de la cruz. Un abrazo.
ResponderEliminar