sábado, 23 de enero de 2016

"Nacemos para no morir nunca"


"Nadie me quita la vida, sino que yo la doy por mi propia voluntad"
Juan 10:18


Habia aquella noche en mi cuarto un silencio absoluto, sabia con plena certeza que la presencia de Dios estaba ahí pero con ella también  estaban  mis propias frustraciones, miedos, preguntas, un sin sentido en el alma que a golpes preguntaba: ¿Sera que todo esto vale la pena?  ¿Sera que este efímero peregrinar en la tierra hacia ti Señor tiene sentido? Han sido meses de innumerables pruebas, de estar dónde no se quiere estar, de recorrer senderos que jamás pensaste transitar, meses en lo que he descubierto mi propia miseria, pero en los que también  he podido sentir las manos agujeradas de Cristo, su dolor abrazado al mio, su fuego cálido que ilumina las orillas de todas mi tormentas, rebeldías, aciertos y desaciertos que encallan siempre y para siempre en la seguridad de su amor que ante el mas mínimo vestigio de naufragio sale a mi encuentro.




Aquella noche mientras oraba le expresaba a Dios mi deseo de ser ¡Santa! mi amor infinito por las almas que no le conocían, pero a la vez había en mi un aire de inconformismo, quizás por que a veces y  en  nuestra propia necedad creemos saber que es mejor para nosotros, así que le reclame:  ¿Porque no me tienes en otro lugar? con otras personas, quizás como misionera, en otra tarea  donde pudiese hacer más por ti y no aquí dónde estoy ¡Todo seria más fácil! ¿No crees Dios?  Y así fue como en medio de aquel silencio y ruido interior apareció la imagen  Chiara Carbella Petrillo aquella mujer  a quien  al detectarle cáncer durante su embarazo prefirió negarse a  si misma y los tratamientos para que  su tercer hijo, y después de la muerte de dos hijos más este pudiese  nacer. Y entonces lo entendí, sabia que aquella imagen no podía ser otra cosa que la voz apacible de Cristo recordándome el valor de la entrega absoluta y del sacrificio, entonces mi corazón  hizo silencio y  lo pude escuchar:

 Catterine ¿Quieres ser santa? Chiara se entrego por amor a su hijo, Yo tú Dios me entregue por amor a ti, y si tuviese que volver a esa cruz por ti lo haría, porque esto no se trata de lo mucho que hagas, sino con  el amor con el que lo hagas, puedes hablar y ser testimonio de mi para ¡una sola persona! y eso sera suficiente, tienes una misión allí con tu novio, con tu familia, en tu trabajo, alli es donde yo te e puesto para que seas ¡Santa!  Chiara entrego la vida por su hijo, así que ve y tú has lo mismo vacíate de ti misma ¡Entrégate!



"Nos sentimos valientes, porque en realidad la única cosa que hemos hecho es decir: "Si" paso a paso"


Aquel momento me hizo retornar a la vida de Chiara una mujer que como ella misma lo expresaba ¡Miedosa! Pero siempre confiada en el amor de Dios, que hace fuerte al mas débil, una mujer ordinaria que entendió que morir también es vivir de a pocos. pero no solo por ella y en la vida  eterna sino por quienes estaban a su al rededor. Chiara comprendió el significado de la eternidad, fue "necesario que Chiara muriese para que lo ciegos vean, para que beban los sedientos".  Aquella noche Dios al igual que Chiara  a entrado personalmente a mi cuarto para recordarlo, para recordarme que es en este peregrinaje doloroso de la vida de sabores y sin sabores donde la muerte es el mayor milagro de todos, por que nos permite también resucitar al amor, la entrega, la bondad, el sacrificio. 



Pienso entonces, que es Cristo quien me abre de a pocos al misterio de su amor, que entra a nuestras vidas, siendo Dios de todos, pero a la vez se hace "Mi Dios" yo soy la la oveja perdida a quien busca , yo soy el ladrón que agoniza al lado de la cruz, yo soy al igual que tú el sentido de su estar en un madero "Nadie le quita la vida, es Él quien la entrega" y al experimentar tal amor no queda otra cosa que darse, con el mismo amor con el Cristo se ha dado por nosotros. La imagen y la vida de Chiara me recuerda que ¡vale la pena! que Dios siempre camina con nosotros en el cansancio y los vaivenes de la vida, que ÉL entre desiertos, maderos, clavos, hambre, sol, agua, silencio, noches y días se transforma en el hijo de Dios, allí dónde a los ojos del mundo nada aparentemente extraordinario ocurre a los ojos de  Dios es la entrega mas extraordinaria, ya lo escribiría Chiara a su hijo antes de ella morir: "Eres especial y tienes una gran misión. El Señor te ha elegido y yo te mostrare el camino  a seguir si abres tu corazón. Confía en mi, Vale la pena. Mamá