jueves, 13 de febrero de 2014

Jesús es mi todo


                               


Quiero iniciar esta entrada recordando que el largo peregrinaje espiritual no termina,  si no que por el contrario es un camino de conversión que se recorre día a día hasta  llevar nuestro ser efímero al encuentro eterno del Padre,  y que por lo tanto este solo es una parte del sendero.


No puedo negar la enorme felicidad que me acompaña por estos últimos meses.  Y quisiera empezar por contarte la alegría que me produce el estar con ella, su nombre es Laila de apenas dos años y aun no logro descifrar la profundidad de nuestras conversaciones; entre mis palabras y sus silencios descubro que no estoy sola...Y eso es suficiente. Desde aquel momento en que la encontré en el oratorio sabia que ella era un regalo del cielo, por lo tanto ella se ha convertido en  mi compañera de viaje, un viaje contemplativo de la propia vida, un grito interior hacia los afectos, las heridas, los recuerdos, las historias y las cicatrices  de quien se fue, lo que se es, y lo que se quiere ser.

Descubrir la voluntad de Dios ha sido una tarea que me invitado a agudizar mis sentidos espirituales, en realidad entre las noches oscuras y la madrugada el día se va aclarando en mi corazón y con ella la presencia segura de Cristo en aquel rincón  de mi alma que aunque desierta nunca se encuentra lo suficientemente sola, por el contrario el parece colmar mi soledad con la suya, mi sufrimiento con el de la cruz y allí en medio de tan sombrío panorama se revela de a pocos el milagro del amor del cual me ausente durante mucho tiempo... y es allí donde radica mi verdadera felicidad, o la felicidad de la cual hago alarde la de a ver encontrado el tesoro escondido en el campo. (Mte 13:44)

Desde entonces, la vida ha tomado otras tonalidades por no decir que en cada grito desgarrador del alma Dios siempre responde con su apacible voz componiendo y recomponiendo los techos de mi corazón, las puertas cerradas, las ventanas manchadas  y sacando todo lo viejo de ahí si inigualable profesión de carpintero. Llevándome entonces, a una conversión diaria  que aunque dolorosa, es una espina que transforma, y cuando esto pasa descubres dos cosas: la primera que estas naciendo de nuevo (Juan 3)  y la segunda que Cristo esta vivo, y que habita no en lo alto de los cielos sino en lo mas profundo de nosotros;  es allí donde El quiere hacer su morada.. Desde aquí, todo resulta tan efímero, tan  perecedero que el mundo ya no es un lugar atractivo aunque tenga que vivir entre esta contraposición entre mi carne y mi espíritu que se muere por llegar un día a casa, ya lo decía Pablo: "mientras vivamos en este cuerpo tendremos que vivir como desterrados..." (2 de Corintios 5:6)



Mi vida va tomado otras formas y aunque confieso que he renegado de cada paso que Dios me ha invitado a dar nunca he sido mas feliz de lo que soy ahora en medio de mis luchas que al final son las de El entre este ver y no ver he ir despojarse al final lo único que me queda es Cristo "solo basta una mirada del Señor para enamorarse de El en esta vida y en la eterna"...

Por otra parte, El trabajo en la corporación con los jóvenes ha traído a mi memoria la vida de San Juan Bosco, ellos se han convertido en mi consuelo y no puedo dejar pensar en cada uno de esos jóvenes y aunque esto hace eco desde hace mucho tiempo, guardo en el Señor los planes que El tenga para mi. 

Hemos sido llamados entre el dolor para ser esperanza, llamados entre el sufrimientos para ser consuelo, llamados entre la soledad para ser compañía, llamados entre la oscuridad para ser luz, llamados entre los vil y despreciable para ser hijos de Dios, llamados entre el mundo para dar a conocer a quien amo el pecado del mundo.

Finalmente no puedo quejarme lo he tenido todo y lo tengo todo...Jesús es mi todo, y todo lo tengo cuando lo tengo a El  aunque no tenga nada" Juan Eudes.