jueves, 20 de octubre de 2011

CASTILLOS DE ARENA

Hoy reflexionaba acerca de todo, pero en especial en aquellos sueños que me conquistaron desde el mismo día en que se instalaron en mi ser y tomaron forma en mi pensamiento; abarcando cada parte de mi corazón pero también de mi fe que me garantiza su viabilidad aun a pesar de que en ocasiones esta tambalea y parece quebrantarse pero nunca lo suficiente; siempre aparece una luz capaz de sostener todas las cosas dentro de mí y entre ellas la fe.

A causa de ello me he convertido en una mujer muy persistente; una que no se niega a desistir fácilmente, transformando mi fe en el resguardo de toda mi desconfianza ante aquello que mis ojos perciben como imposible.

A pesar de ello la fe no ha logrado desprenderse de aquella parte obstinada y testaruda de mi humanidad que pretende alcanzarlo todo valiéndose de sus propias y sobradas capacidades que al final no son mas nada…son como la arena que se lleva el mar.


Y entonces la fe se desfigura en mi parte egoísta que solo pretende conseguir lo que quiere y no lo que Dios quiere y con esto no me refiero a que Dios nos arrebate o se olvide de lo anhelamos solo que cuando queremos conseguir lo que nos proponemos con testarudez y sin escuchar a Dios sucede algo muy parecido que con los CASTILLOS DE ARENA nos esforzamos tanto por construirlo, dedicamos parte valiosa de nuestro tiempo pero al final…llegan las olas arrastrando nuestros CATILLOS DE ARENA dejando solo frustración y tristeza y un pensamiento que dice: ¡Nada valió la pena!

He descubierto que con los niños no sucede lo mismo. Ellos se acercan a la orilla a fabricar sus CASTILLOS DE ARENA y aunque hayan colocado todo su esfuerzo en edificarlo cuando este se destroza simplemente cogen su palita y su baldecito y aunque puede llegar a causar algo de disgusto, luego lo olvidan y continuan jugando y al final se marchan felices cogidos de la mano de su padre como si nada hubiera pasado.

A lo largo de todo esto puede comprender por qué Dios nos pide que seamos como niños la diferencia es que los niños construyen castillos de arena para jugar, pero quizás para los adultos tiene que ver con sus anhelos o todo el empeño que ha colocado a cierto deseo de su corazón.


Los seres humanos vivimos constantemente preocupados sin percatarnos que algún día nos marcharemos y muchas veces nos instalemos en circunstancias que nos preocupan sin pensar que esto es solo un fragmento tan solo un puñado de orena que el agua pronto se llevara. Al llegar aquí conviene decir que no por esto no debemos seguir haciendo las cosas con excelencia y con esfuerzo pero sí que al final del viaje todos tendremos que bajarnos.


Y todos aquellos CASTILLOS DE ARENA solo serán partes del gran cuadro de nuestra existencia. Necesitamos dejar de preocuparnos por tonterías, lo que nos preocupa hoy no nos preocupara mañana el oleaje se llevara muchas de las cosas que insistentemente buscamos pero al final lo único que tenemos que hacer es comprender que el paso por la vida es una escuela de transformación para la eternidad y que lo único realmente importante es ser feliz tomando la dirección el camino y sobre la todo la mano de nuestro Padre (Dios) que nos lleve directo a casa.


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